domingo, 25 de enero de 2009

Pequeña pero matona


Es chiquitita y delicada, rebelde y difícil de cultivar pero empieza a regalarnos vinos que hacen soñar con una botella mágica que no acabe nunca. La Viognier es una uva de origen francés que casi llegó a desaparecer hace cuatro décadas y que hoy se cultiva en distintas zonas vinícolas del mundo, desde Canadá hasta Nueva Zelanda, entre ellas varias españolas.

Se desconoce el origen de su aparición en la zona septentrional del valle del Ródano. Según unos, los griegos la llevaron allí junto a otra de mis favoritas, la Syrah. Según otros fue el emperador Probus quien, allá por el año 281, trasladó la cepa desde Dalmacia hasta Condrieu. El misterio no hace sino más encantadora la personalidad de una uva que produce vinos originalísimos, densos y plagados de aromas de frutas exóticas y flores.

Con entre 1,2 y 1,5 kilos por cepa, el rendimiento de la Viognier, que bien trabajada da lugar a vinos de excelente calidad, es bajo. Mi sugerencia para aquellos que quieran descubrirla es el Vallegarcía Viognier 2006 (15,50 euros en el Club del Gourmet de esos grandes almacenes que M. Le Connaiseur no permite mencionar hasta que no patrocinen este blog), primer 100% Viognier elaborado en España y con el que yo he tenido el inmenso placer de enamorarme de ella.
Déjense fascinar por un vino de pago elaborado por una bodega joven -su primera cosecha fue en 2003- que está instalada en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), en las estribaciones de los Montes de Toledo, y cuyas creaciones no podían llevar mal camino cuando su inspirador ha sido Carlos Falcó. Tan sólo tres de las apenas 25 hectáreas que ocupan los viñedos de Vallegarcía están plantadas de Viognier (el resto se reparte entre Syrah, principalmente, Merlot y Cabernet Sauvignon). El Vallegarcía Viognier tiene fermentación sobre lías y entre sus particularidades está que su crianza en barrica es específica en cada vendimia. La edición 2006 del único blanco de esta bodega encuadrada en la denominación Vino de la Tierra de Castilla se limita a 4.000 botellas. Su precioso tono dorado encuentra continuación en un aroma intenso y un paladar, ante todo, sorprendente: graso, con notas ahumadas sobre la sensación predominante, de frutas exóticas. Otra joya dentro de la cada vez más atractiva oferta de blancos nacionales y que, por cierto, a mí me recuerda a mi todavía no destronado Belondrade y Lurton. Ahora, que el Vallegarcía Viognier es perfectamente merecedor de una medalla de plata. En cuanto a su maridaje, es capaz de sostener incluso a unas anchoas de Santoña. Yo tengo ganas de probarlo con una buena selección de quesos, con los que creo que combinará estupendamente gracias a su fondo frutal y floral, y a su toque goloso.

Andalucía, Baleares, Murcia y, claro, Castilla-La Mancha son las comunidades en las que está autorizado el uso de la Viognier para la elaboración de vino. ¿Será verdad, como se ha llegado a decir, que la pequeña puede poner en jaque el reinado de la mismísima Chardonnay...?

Fotografía superior: La Viognier, una uva extremadamente sensible a las heladas y que debe recogerse en su punto óptimo de madurez para que sus valores aromáticos y gustativos conserven todo su potencial.
Fotografía inferior: Botella de Vallegarcía Viognier.

8 comentarios:

  1. Harás bien, Lamamma. Yo, desde luego, pienso darme una vueltecita por ese lugar que menciono para hacerme con al menos otra botella...

    En serio, no sabes cómo me ha impactado ese vino (bien es cierto que mi forma de ser y mi paladar son amigos de las sensaciones nuevas y sorprendentes).

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  2. Jolín, menos mal que no se debía comprar un vino por el precio y el aspecto de la botella...

    Gracias por el artículo, completa mi curiosidad a la perfección.

    Es una gozada leerte.

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  3. Por supuesto que no, The Blogolist, hay verdaderas barbaridades disfrazadas con botellas y etiquetas de diseño. No me parece un criterio adecuado para elegir un vino.

    (Aclaremos para todos que fue este amigo quien compró el Vallegarcía Viognier 2006, sin más referencia que el aspecto exterior del vino. ¡Por suerte resultó un gran descubrimiento!).

    Me alegra que el artículo te haya satisfecho. No soy una experta en vinos ni mucho menos pero espero que, como dices, contenga una información interesante y suficiente.

    ¡Y nos beberemos otra botella de ese Viognier!

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  4. Buscaré ese vino. He probado algún otro vino elaborado con un coupage que incluía uva Viognier. Pero ninguno en que predomine. Tomo nota.

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  5. Te va a encantar, Hedon, estoy segura. Prueba el Vallegarcía, a poder ser el 2006 (más rico en aromas que el 2005, por las catas que he leído), es monovarietal, y ya me contarás.

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  6. He probado el Vallegarcía y me ha parecido espectacular. Complejo, redondo, equilibrado, con un paso de boca suave, la acidez correctísima y unas notas muy evocadoras.
    No es el Belondrade y Lurton, pero es un vino a tener muy en cuenta.
    Me alegra ver cómo se cuidan útimamente los blancos (los dos mencionados, el Ossian, el Enate Chardonnay en barrica, el Manuel Manzaneque Chardonnay, el Barranco Oscuro, el Dönnerhoff, ...)

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  7. A mí me lo parece, Hedon. Me resultó especialmente sensual, muy evocador, como dices.

    El Belondrade y Lurton de momento es insuperable para mí. El Ossian, original y fantástico. Me encantan los dos chardonnays que mencionas (el Manzaneque me priva y creo que aún no he tomado un Enate que no me haya gustado pero en blancos, este es para mí el mejor que hacen). Me apunto los otros dos.

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