¿Matarías por llegar a la oficina y poner sobre tu mesa un Paddington de Chloé? ¿Sabes que sólo un Peggy Pouchette de Tod's redondea ese vestido que reservas para la noche del sábado? ¿O eres tan fashion victim que tu último sueño recurrente es emular a Carlota Casiraghi luciendo el Hardcore Small Silk Rhinestone de Dior, que popularizó en una de sus salidas? Tranquila. Todos esos bolsos y muchos más, en versión original, pueden colgar de tu brazo sin necesidad de que seas titular de una Centurion.
lunes, 29 de septiembre de 2008
¡Quiero ese bolso!... por un ratito...
¿Matarías por llegar a la oficina y poner sobre tu mesa un Paddington de Chloé? ¿Sabes que sólo un Peggy Pouchette de Tod's redondea ese vestido que reservas para la noche del sábado? ¿O eres tan fashion victim que tu último sueño recurrente es emular a Carlota Casiraghi luciendo el Hardcore Small Silk Rhinestone de Dior, que popularizó en una de sus salidas? Tranquila. Todos esos bolsos y muchos más, en versión original, pueden colgar de tu brazo sin necesidad de que seas titular de una Centurion.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Alejandro
jueves, 25 de septiembre de 2008
Software sobre ruedas
Es muy probable que yo nunca tenga un Bentley (sigo sin encontrarle la gracia a jugar a la lotería) y es muy probable que no llegue a tener un Ego for Bentley, pero vale la pena regodearse en el cacharrito, por ponerle un apelativo más de la calle pero lleno de cariño.
martes, 23 de septiembre de 2008
Regalarse los oídos
viernes, 5 de septiembre de 2008
¿Por qué no?
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Transparencia y personalidad
Hoy día encontramos vodkas que vienen de los más diversos lugares. Unos vienen de Europa Central, como el Xellent, uno de mis favoritos, que demuestra que en Suiza no todo son bancos y quesos (sí, es esa preciosa botella roja con una cruz blanca que siempre llama su atención desde la estantería); el Luksusowa, un wodka premium polaco de patata; el alemán Feigling, de higo; o el Monopolowa, austríaco y de patata.
El Norte y Escandinavia siguen siendo referencias, y de allí vienen el sueco Level, que presume en la misma botella de ser "de los fabricantes de Absolut", y que cubre, con marca distinta, el segmento premium; el noruego Christiania, que presume de ser el más suave del mundo; el escocés Valt, un curioso single malt vodka; el británico Vampyre, de color rojo; el danés Danzka, reconocible por su botella metálica de aluminio; los holandeses Ketel One y Van Gogh, con una amplia gama de aromatizaciones; o el finlandés Koskenkorva, de cebada.
Más exóticos pueden resultar los vodkas americanos, como los estadounidenses Trump, una creación del millonario y abstemio Donald Trump, que se autodefine como "The World's Finest Super Premium Vodka" (lo que sugiere un precio muy alto y, seguramente, más marketing que realidad tangible), y SKYY, que ha asociado su imagen a Sexo en Nueva York al patrocinar la premier; el canadiense Banff Ice; o el colombiano Montesskaya, que se hace con un coupage de cereales.
Tampoco renuncian a hacer buenos vodkas en el Lejano Oriente, donde encontramos el japonés Banzai de los chicos de Suntory, también autores de un maravilloso whisky, el Suntory Royal, que dejan claro que los japoneses se atreven con todo; o el indio Be High.
Incluso en nuestras antípodas se atreven con este aguardiente con resultados reseñables, como ocurre con el australiano Boomerang.